Una experiencia inmersiva entre luces rojas, sabores intensos y música noventera
En el centro de Coyoacán, justo donde las calles empedradas conservan el espíritu bohemio del sur de la ciudad, abrió sus puertas Carmín, un bar que ofrece mucho más que cocteles. Este nuevo hotspot combina una atmósfera envolvente, diseño cinematográfico y sabores únicos para convertirse en uno de los destinos nocturnos más atractivos de la CDMX.
Un ambiente que remite al cine de terror

Carmín no es un bar común. Desde el primer paso, los visitantes entran a un espacio de iluminación tenue, tonos rojizos intensos y paredes que reflejan una estética inspirada en las películas de terror europeas. Los espejos multiplican el efecto visual, mientras el mobiliario en rojo y azul agrega dramatismo. La propuesta de diseño juega con los contrastes y convierte la noche en una escena de suspenso continuo.
Más que un bar, Carmín construye una experiencia sensorial. El juego de luces, texturas y colores transforma cada visita en una noche fuera del tiempo. A diferencia de otros espacios en la zona, aquí el ambiente se vuelve protagonista, sin dejar de lado la calidad en el servicio y la originalidad en la carta.
Cocteles para todos los gustos
La coctelería corre a cargo de Esteban Cabrera y su equipo, quienes crearon una carta dividida en tragos clásicos y de autor. Las combinaciones se sienten audaces y equilibradas. Entre las favoritas están el “Heresy of Infidels”, una mezcla de mezcal con toronja de notas ahumadas y frescas, y el “Manzanilla”, que combina vino blanco, limón y té limón en un trago refrescante con un toque herbal.
El “It’s Not Watermelon”, preparado con mezcal, fresa y limón, entrega un perfil frutal ideal para quienes buscan algo diferente. “Les Bulles”, que fusiona tequila, vino espumoso y shrub de vino rosado, es otra opción que sorprende con cada sorbo. La carta también incluye clásicos como el Negroni o el Bloody Mary para quienes prefieren lo tradicional. Además, los mocktails completan la oferta para quienes no consumen alcohol.

Bocadillos para compartir
El menú de Carmín gira en torno al concepto de finger food. Creado por el chef Jelsen Costales, propone opciones ligeras que acompañan sin robar protagonismo a las bebidas. Las patatas bravas con aderezo de ajonjolí, las tostadas de atún con alioli de chipotle, los crostinis de hummus con vegetales grillados y los pinchos de tabulé con jocoque y zaatar combinan sabores frescos e intensos en porciones perfectas para compartir.
Cada platillo aporta un contraste a la carta de cocteles. La variedad permite que cada mesa elija según su antojo, y el ritmo de la noche fluye sin interrupciones entre sorbos y bocados.
Música que enciende la noche

La propuesta musical completa la experiencia. Durante la noche, el bar se llena de sonidos conocidos: éxitos pop, rock y dance de los años 90, mezclados por DJs invitados. La progresión musical acompaña la energía del lugar, comenzando suave para luego intensificarse hasta que los beats llenan todo el espacio.
Carmín reúne en un solo lugar diseño original, cocteles bien ejecutados, platillos sabrosos y una curaduría musical que apela a la nostalgia. Esta combinación lo posiciona como uno de los mejores bares de autor en Coyoacán y un punto de referencia obligado para los amantes de la noche en el sur de la ciudad.
Dónde: Malintzin 155, Coyoacán, CDMX
Consumo aproximado: $600 por persona
Instagram: @carminbar
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